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jueves, 1 de marzo de 2012

E NOHO RA

El día de hoy se antojaba duro. Lluvioso, gris, oscuro pero los motivos eran otros.

Teníamos un plan de viaje bastante largo: levantarnos a las 5.30 am, 4 horas de autobus, 3.5 horas de esperar en el aeropuerto, 11 horas de avión más viajecito al guest house reservado en Bangkok para dormir (otra horita larga).

Pero este tampoco era la razón que nos iba a hacer difícil el día. La principal eran las despedidas.

Sí, ya preveíamos derramar alguna lagrimilla en el aeropuerto y en el avión pensando que ya no volveríamos a reunirnos con Frodo, ni ver las tierras de Mordor, ni ver la Milky Way tan cerca que casi la podíamos tocar. Las despedidas se hacen muy duras siempre. No sé por qué existen. ¿Quién las inventó? Maldita su alma.

Ya llevábamos unos días con unas cuantas agrias despedidas (en algunos casos esperamos que sea un hasta luego, bien en España, en Sudáfrica o en Chile) pero ayer tocaba la definitiva con nuestros con nuestros compañeros de casa, Nick y Sarah; quizás haya sido más dura de todas ya que la relación ha sido excepcional desde el primer hasta el último día de estos 8 fabulosos meses. Más que 'caseros' han sido amigos y nos han facilitado la vida muchísimo. Gracias a ellos especialmente hemos cambiado la idea que teníamos respecto a los kiwis. Nos han enseñado muchas cosas sobre el país, de sus pros y sus contras. Una pena que hayais estado tanto tiempo trabajando. 

Cuando estábamos a pie de autobus ninguno hemos podido reprimir las lagrimas. Menos mal que fue corto. Aynss. Yo quería ordenar las 50000000 mil fotos (es un decir) que he hecho en NZ en el autobus pero me lo pensé mejor y desistí. Era mucha la emoción de recordar los buenos momentos vividos (y los malos, por supuesto) y ya sólo con ir viendo desde el autobus sitios en los que habíamos estado era suficiente.

Una vez llegado al aeropuerto, ya cambiamos de chip rápidamente. No queríamos seguir sufriendo, así que empezamos a pensar en Bangkok, Chiang Rai, Siem Reap, Hanoi y todos los sitios que vamos a visitar. Y funcionó, la verdad que funcionó. Ni una lagrimita más. No hay nada como pensar en vacaciones y que después de las mismas verás a tu familia, después de exactamente 2 años. Ya sabréis que los vascos somos gente de palabra. Pues yo dije que volvíamos en 2 años y lo hemos clavado. Ni un día más ni un día menos. Que no se diga que no cumplimos nuestra palabra.

Así que cerramos temporalmente una etapa y abrimos otra en nuestra vida. Hay que seguir aprendiendo por este largo camino llamado vida. Y, la verdad, la última etapa fue muy importante a nivel personal para nosotros, esperemos que todas sean al menos igual de enriquecedoras. Ello implicaría una vida llena de experiencias y felicidad.


E NOHO RA AOTEAROA  

  SAWAT DDI KHRAP THAILAND




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